·HUNTER
Estaba
ahí. Justo en frente de mí, a menos de metro y medio. Había soñado mil y una
veces con ese momento. Si me lo proponía podría tocarla. Podría hablarla. Pero
la realidad era que no podía hacer nada. NA-DA. Sentí como la sensación de
impotencia me recorría el cuerpo, de la cabeza a los pies. Y volvía a subir.
Miré sus ojos, verdes. ¿O eran azules? No, eran verdes, definitivamente. Los
había visto ya muchas veces. Y su pelo. Castaño, claro, le caía perfectamente
hasta los hombros. ¡Oh, Dios mío! ¿Por qué me habían mandado a mí a por ella?
¿Por qué a mí? Ah, sí, era el mejor. No siempre me alegraba de ello. Por mucho
que me muriese por aquella chica tendría que ocultarlo y ser fuerte. Como
llevaba haciendo toda la vida. Principalmente por El Camino. Por El Secreto.
Porque mi abuelo me lo había dicho. Por mí. Por ella. Me alejaría todo lo que
pudiese, estaba decidido.
-Encantada.-Me
dijo tendiéndome la mano y con una sonrisa en la cara. Esto iba a ser muy
difícil.-
No
dije nada. Le estreché la mano con una sonrisa notablemente forzada. Quería
sonreír de verdad, pero no podía. Lo haría por ella. Aparté rápidamente la mano.
Sabía que Angie me mataría por esto, pero el tacto con la piel de Érica solo
empeoraba las cosas.
·ÉRICA
Eh…
¿Perdón? ¿Aquel chico iba en serio? ¿De verdad? ¿Ni un “Encantado”? ¿O “Mucho
gusto”? ¿O “Un placer conocerte, Érica…”? o un… ¡Bueno! ¡Será que no hay cosas
que decir en estos casos! Incluso me pareció que le daba asco tocar mi mano. Qué personaje… Miré a Angie con una de esas
miradas que solo una mejor amiga puede entender. Me entendió. Le propinó un codazo bastante fuerte en las
costillas. “¡Au!” Pobrecito. En el fondo me daba pena. Acababa de conocerle y
ya le estaba prejuzgando. A lo mejor era tímido y le costaba abrirse. Puede que
no quisiera estar ahí, en casa de su prima. Quizás echase de menos a sus padres.
Probablemente esperaba a alguien mejor que yo. Y no me extrañaba. Sinceramente,
si pensaba que mi hermano estaba bien, era porque no conocía a Hunter. No es
que Brian estuviese mal, no, para nada, solo que Hunter le daba mil vueltas.
Mil y una. Para empezar, su cuerpo. Venga, ya sé que es un poco raro, y
“fuerte” pero era algo… fascinante. Perfecto, simplemente perfecto. Él era
perfecto. Su pelo, oscuro, medio castaño medio pelirrojo, pero muy oscuro. Y de
tal manera cortado por lo que ningún pelo se salía de donde tenía que estar,
pero no iba peinado. Era natural, lo normal. Y para finalizar, su punto fuerte,
sus ojos. Grises. No, azules. No, una mezcla. Preciosos, profundos, transmitían
todo lo que él estuviese dispuesto a enseñarte. Decían todo lo que él querían
que supieras. “Aléjate” era lo que decían en ese momento. Y fue lo que hice. Me
prometí no acercarme a ese chico jamás. Para mi suerte o mi desgracia, según
como se vea, me fue imposible mantener esa promesa.
La
tarde fue avanzando con normalidad. Paseamos por todo el pueblo, le enseñamos
la plaza, la cafetería, la tienda de música… Bueno, enseñamos. Angie le enseñó,
porque por aquel entonces yo mantenía mi promesa.
·HUNTER
Toda
la alegría y amabilidad que había en Érica se habían desvanecido por completo.
Me había comportado como un auténtico idiota. Bien. Si ella me odiaba me sería
mucho más fácil el alejarme de ella. Qué inocente criatura era yo por aquel
entonces. Las horas pasaban y los dos días que tenía que durar mi estancia aquí
se estaban acabando. No podía más. Miré a Angie mientras me explicaba no sé qué
de un parque. Cuando se fijó en cómo le miraba la guié con mi mirada hacia su
amiga. Me entendió perfectamente y me miró igual. “Habla tú con ella” seguro
que estaba pensando. “Yo no digo nada, ya sabes”. Es que me la imaginaba
perfectamente hablando así, en fin. Parecía que no había cambiado tanto. Seguía
siendo la misma niña que yo recordaba. Eso significaba que…
-Érica.-Dije
automáticamente, sin pensar.
·ÉRICA
-¿Qué?-Pregunté
intentando que se notase mi desagrado hacia a él. Pero la curiosidad pudo con la
mala intención.
·HUNTER
-No
he venido aquí solo para hacer una visita a Angie.-Miré a mi prima. Se había puesto
detrás de Érica y me miraba con ojos de: “No la fastidies, por favor”. Bueno, solo
me faltaba comunicarme telepáticamente con ella. En realidad creo que no hacía falta.
·ÉRICA
-¿Y
por qué has venido?-Vale. Ahí sí que parecía muy intrigada en su vida.- Si se puede
saber.-Intenté arreglarlo con un tono indiferente, pero no me salió muy bien. Además,
me estaba poniendo de los nervios. ¿Qué quería decir con eso? Busqué a Angie, por
si sabía algo. Vaya que si sabía. Se había puesto detrás de mí. Eso solo lo hacía
cuando tenía cosas que ocultar.
·HUNTER
“Venga Hunter, suéltalo.” No podía.
Pero tenía que hacerlo. Tenía que ser fuerte. Como mi abuelo. Me tragué mi miedo y mi debilidad.
-A por ti.
MAS EN EL PROX. CAPITULO JAJAJAJAJA
ResponderEliminarOixx me encanta este chicoo=P io kiero unooooo!!!!
ResponderEliminarBueno sigue escrbiendo porfaaaa...
Pasat por el mio a ver es http://eleclipsedelasdoslunas.blogspot.com
Si te soy sincera yo también quiero uno... Jajajaja
EliminarVa, voooy :)